09/01/2024

Columna Opinión "La Transformación Digital del Estado: ¿un paso adelante y otro atrás?"

"Tenemos que apurar los próximos pasos y alinear esfuerzos con visiones tecnológicas modernas y apoyo del sector privado en la incorporación de nuevas tecnologías, innovación y servicios de apoyo. Para ello, se requiere hacer este repliegue táctico y reflexivo en torno a definir un lenguaje común para que surja el intercambio de datos bajo un estándar abierto, eso abre la cancha para que muchos actores podamos aportar y entregar soluciones", comenta en esta columna José Flores, Líder de la Mesa de Gobierno Digital.

Pasan los años, ya casi dos décadas desde el Decreto 81 del 2004, que nos planteaba el camino para ser un país digitalizado, con sensaciones de avance y retroceso. Hoy estamos por fin construyendo sobre los aciertos anteriores, pero la sensación de avance es menor a la expectativa ¿Qué tal si hacemos un repliegue táctico para dar un salto sustancial y retomar la delantera?

La promesa de la Transformación Digital del Estado (TDE) “apunta a construir un Estado moderno, que entregue mejores oportunidades y seguridades a la ciudadanía; un Estado innovador que impulse el talento humano para entregar mejores servicios; y un Estado sustentable y eficiente que ahorre costos innecesarios y progresivamente prescinda del uso de papel.

La ley 21.180 de transformación digital del estado -que vuelve digital y online la anterior Ley 19.880 de Procedimiento Administrativo-, establece una serie de fases y plazos en los cuales los organismos del estado deben tener implementados, entre otras funcionalidades, un conjunto de trámites digitales de cara al ciudadano.  Los plazos son bastante ajustados, incluso luego de que fueron modificados durante la actual administración: para el caso de los trámites digitales en servicios del gobierno central deben estar operando el año 2024 y el 2025 para gobiernos regionales y municipios.

La primera pregunta que surge es si se alcanzarán a cumplir estos plazos y promesas, considerando que un reciente estudio muestra que un 63% de una muestra de organizaciones gubernamentales se encuentra en un nivel inicial de este proceso. Sin embargo, el desafío es aún mayor si se considera que la métrica de digitalización fue mejorada al centrar su afán en todos los procedimientos administrativos mandatados y no solo en el listado de trámites que pasan a ser en línea. La transformación digital impacta todos los procesos de manera orgánica.

Recientemente el BID otorgó un préstamo de US 100 millones para apoyar la Agenda de Gobierno Digital, lo cual es una enorme ayuda que también tiene grandes desafíos: el uso eficiente de estos recursos en los organismos del estado y la capacidad de atraer talento humano y eficacia en la implementación de las plataformas tecnológicas habilitantes (Clave única, Domicilio Digital Único, Nodos de interoperabilidad, entre otros). Esto no es un simple gasto en gente y fierros, sino una inversión para dotar al país de una infraestructura habilitante para la vida de los ciudadanos en modo digital.

Pero no sólo se requieren recursos financieros para abordar esta gran tarea, sino adicionalmente un alineamiento de todos los actores en cuanto a las estrategias tecnológicas a desarrollar. Es clave entender la manera en que los Organismos de la Administración del Estado, pueden sumar conocimiento y soluciones que provienen de la ciudadanía, la academia y principalmente de las empresas tecnológicas de Chile.

Existe además un interés declarado por diversificar nuestra matriz productiva: la Transformación del Estado de Chile puede ser también una oportunidad para desarrollar industria tecnológica local. Esperamos que el Estado de Chile pueda priorizar e incorporar a la industria digital local usando estándares abiertos que habiliten a pequeños players que podrían contribuir al desarrollo común de un Estado eficiente. Los países modelo que decimos seguir, han visto esto como un desarrollo país que va de la mano con el desarrollo de una industria

Si bien existe un conjunto de lineamientos (Orientaciones Técnicas para la Fase de Preparación) que apoyan la primera fase de la transformación digital, creemos necesario también que cada organismo esté alineado con las mejores prácticas de la industria en cuanto a estándares de interoperabilidad, modelo de incorporación de tecnología, y continuidad de proyectos tecnológicos, entre las principales.

En el escenario actual tecnológico es imprescindible para las organizaciones gubernamentales dejar de pensar en desarrollos propios cuando existen soluciones comerciales probadas disponibles, enfocar el liderazgo de los proyectos en las áreas de negocios y dar continuidad a los proyectos tecnológicos que están operando adecuadamente.

En este escenario, donde a menudo vemos avances combinados con retrocesos, hay en algunas áreas avances positivos indiscutibles que nos muestran un camino virtuoso, en que no se impone una tecnología y se disuelve la dicotomía entre desarrollos internos o externalizados, simplemente se establece un lenguaje común y estándares para el intercambio de datos que habilitan la participación de todos los actores.

En esta senda, es bueno darnos cuenta lo natural que resulta hoy manejar una factura electrónica gracias a que el SII hace décadas propuso un estándar para el intercambio de Documentos Tributarios Electrónicos (DTE). O el inmenso avance que significó que la Superintendencia de Seguridad Social (SUSESO) impulsará un estándar para el manejo de las Licencias Médicas Electrónicas y que hoy exista toda una logística digital en torno a ese instrumento. Este tipo de planteamientos han permitido articular una ecología organizacional en que los actores públicos, privados y de la ciudadanía han encontrado su espacio para hacer aportes, proponer soluciones y mejoras, lo que da origen a un registro digital de expedientes electrónicos que ahora permiten implementar políticas públicas basadas en datos.

En la misma línea el Sistema de Gestión Financiera del Estado (SIGFE) que partió con la idea de un sistema único de software interno del Estado, ha ido evolucionando producto de la ineludible necesidad de interoperar e intercambiar datos con plataformas contables de terceros a través de un proceso incipiente de interoperabilidad de “Homologados 3” que requiere ser completado. En esta misma línea, de definición de estándares es destacable el trabajo de la CMF en torno a la adopción de estándares internacionales para el intercambio de datos en el área financiera contable con IFRS.

No hay holguras. Con los plazos actuales el camino se ve muy difícil. Tenemos que apurar los próximos pasos y alinear esfuerzos con visiones tecnológicas modernas y apoyo del sector privado en la incorporación de nuevas tecnologías, innovación y servicios de apoyo.  Para ello, se requiere hacer este repliegue táctico y reflexivo en torno a definir un lenguaje común para que surja el intercambio de datos bajo un estándar abierto, eso abre la cancha para que muchos actores podamos aportar y entregar soluciones. Se trata de superar el paso a paso y poder dar un salto gigante sumando a la Industria, para cumplir los plazos, lograr las metas e institucionalizar un Chile digital que mejore la vida de los ciudadanos y promueva el desarrollo de todo su potencial. Aprendamos a replicar lo bueno que hemos hecho, lenguaje común para sumar voluntades, talentos y soluciones.

En CHILETEC y ACTI, ya hemos establecido los puentes con Gobierno Digital, Ministerio de Ciencias y Tecnología, así como también con el de Economía. Ahora queda habilitar las instancias permanentes para establecer la hoja de ruta de los datos de cada procedimiento, de cada organismo de administración del Estado. Podemos lograrlo y queremos hacerlo.

 

José Flores Peters

Líder de la Mesa de Gobierno Digital Chiletec 

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